Dolor crónico en el tobillo
¿Qué es el dolor crónico de tobillo?
Corresponde al dolor recurrente o persistente a nivel del tobillo. Esto puede ser debido a múltiples causas, aunque generalmente se produce después de alguna lesión traumática como un esguince o una fractura de tobillo.
¿Cuáles son los síntomas?
Uno de los síntomas principales, como su nombre lo sugiere, es el dolor a nivel del tobillo, generalmente en la región lateral o anterolateral de éste. Este dolor puede ocurrir en reposo o presentarse y/o aumentar al caminar, con la actividad física o simplemente al estar de pie.
Este dolor puede presentarse asociado a otras molestias como dificultad para caminar en terrenos irregulares, presencia de inflamación, sensación de inestabilidad, esguinces frecuentes, rigidez, etc.
¿Cuáles son las causas?
Una de las causas principales sea un esguince de tobillo, que por una u otra razón dejó molestias residuales.
El tratamiento inadecuado o una rehabilitación incompleta podrían condicionar una inestabilidad crónica de tobillo (conocida comúnmente como esguince crónico).
Un esguince de tobillo también podría lesionar nervios superficiales a este nivel, lo que también podría provocar dolor persistente.
Otras causas de dolor pueden ser la presencia de artrosis de tobillo, inflamación interna en el tobillo (sinovitis o pinzamientos), rotura o inflamación de los tendones que rodean el tobillo (tendones peroneos, tendón tibial posterior), etc.
¿Cómo se hace el diagnóstico?
El diagnóstico se hace a partir de la historia clínica. Es fundamental que el médico realice un examen médico acucioso de tal manera de identificar en forma precisa las zonas de dolor e inflamación, la presencia de deformidades, de inestabilidad, etc. Dependiendo de los hallazgos se solicitarán exámenes complementarios como radiografías, scanner, eco, resonancia magnética, etc.
¿Cómo se trata?
El tratamiento va a depender de la causa subyacente.
Éste se podría dividir en manejo conservador y manejo quirúrgico.
Dentro de las medidas conservadoras se encuentran el uso de anti-inflamatorios, kinesiterapia, inmovilización, infiltraciones, etc.
Cuando el manejo conservador fracasa, puede ser necesario recurrir a la cirugía.
El manejo quirúrgico va a depender de la causa y podría contemplar técnicas abiertas y/o técnicas artroscópicas.